¡Hola, chicos!
Este verano mi familia y yo nos hemos ido de vacaciones de verano a Castilla y León, más concretamente a Segovia y a León.
En Segovia, admiramos el acueducto, que mide más de 14 km de largo desde donde se nutre hasta el centro de la ciudad y de 28 metros de alto. Cerca del acueducto estaba el Mesón Cándido, donde comimos un cochinillo riquísimo. El dueño del mesón hizo el ritual de partir el cochinillo con un plato y luego tirar el plato al suelo para demostrar que es un plato normal.
En una tienda, compramos queso, chorizo de Cantimpalos y judiones para hacer en casa, y por eso nos dieron la receta. Cerca de la tienda, estaba una antigua sinagoga que ahora es una iglesia regentada por monjas. Como las monjas vendían dulces, les compramos tejas y corazones de Santa Teresa.
Otro día fuimos al Palacio de la Granja de San Ildefonso. Antiguamente fue una granja que tenían unos monjes. El rey Felipe V compró el terreno y edificó un bonito palacio y unos jardines muy extensos porque quería que el palacio tuviera un aire al palacio de Versalles, donde se había criado.
Para recorrer la ciudad de León, nos decantamos por una visita guiada. Lo primero que vimos fue la catedral. Nos contaron que en realidad esta es la tercera catedral que se ha construido. Hay un leyenda que dice que en su construcción había un topo gigante que por las noches destruía todo lo que por el día habían hecho los obreros. Después visitamos la Colegiata de San Isidoro, que es considerada la Capilla Sixtina del románico. Luego vimos un trozo de la antigua muralla romana y de la muralla medieval. Os recomiendo comer cecina y morcilla de León porque me encanta su sabor y si queréis tomar unas tapas os recomiendo el «barrio Húmedo».
Un día, fuimos a Ponferrada, una ciudad de la provincia de León. Su nombre significa «Puente de hierro» porque para llegar a la ciudad antiguamente había que pasar por uno. En Ponferrada, vimos el monumento más famoso de la ciudad, el castillo templario.
Y tú, ¿qué has hecho estas vacaciones?